viernes, 31 de agosto de 2012

MUJERES SABIAS, HERÓICAS, HERMOSAS, SANTAS



DIANA DE GALES:

LA PRINCESA QUE SE CONVIRTIÓ 
EN  REINA DE CORAZONES






¿Quién no ha escuchado, visto en películas, o leído los famosos cuentos de hadas donde el final siempre terminaba con la boda del príncipe y la princesa y la famosa frase: Y fueron felices para siempre?

Pero la historia de Diana Spencer, conocida mundialmente como Lady Di, comenzó al revés: la tercera hija  de John Spencer, octavo conde de Altthorp, y de Frances Ruth Roche, nació el 1 de julio de 1961 en Park House, Sandrigham, Norfolk. Junto a sus hermanos, Sarah, Jane y su hermano menor Charles, y creció en la residencia familiar donde inició su educación en manos de institutrices. A la edad de 7 años, tras el divorcio de sus padres, queda bajo la custodia paterna e ingresa en la escuela de King’s Lynn. A partir de allí su vida transcurrirá en diversos internados del Reino Unido culminando sus estudios en Suiza. Posteriormente retorna a su país y se residencia en Londres, donde trabajaría para varias empresas.

Su cuento, o mejor dicho, la historia que la lanzaría a la mira del mundo comienza en 1977, cuando conoce al príncipe Carlos, heredero del trono británico. Dos años después entablaron su noviazgo, y el 24 de febrero de 1981 se anunció al mundo el compromiso oficial de Lady Diana Spencer y el Príncipe Carlos de Gales. A partir de ese momento, Diana se estableció en la residencia de la Reina Madre, y el 29 de julio de ese mismo año, protagonizó la boda más famosa de su época, transmitida por televisión a más de setecientos millones de espectadores. 

Quienes presenciamos la boda a través de las pantallas de nuestros televisores, nos emocionamos profundamente. Ver a Diana vestida de novia, con aquella larguísima cola, y luego en el carruaje al lado de su “príncipe azul”,  era revivir los cuentos de la niñez con la expectativa de la frase famosa “y vivieron felices para siempre”. 

Ya desde el inicio del noviazgo, la prensa mundial nos dejaba ver fotos de la joven Diana en el preescolar donde trabajaba, entre ellas, una gráfica no muy a tono con la realeza, como lo fue aquella donde la tela de su vestido dejaba ver la silueta de sus piernas. ¿Y quién no disfrutaba de cada anécdota, personal o familiar, cada momento oficial, su estilo, elegancia y corte de cabello? Diana se nos hizo familiar, cotidiana y querida en el mundo entero. Nos recordaba de alguna manera a Cenicienta, sobre todo cuando se colaban informaciones del  Palacio de Buckingham, sobre algunos desacuerdos de la Reina por la forma de ser de Diana, quien siempre quiso llevar la vida normal de una familia londinense, junto a su esposo Carlos y a sus dos hijos Guillermo y Enrique, aún cuando cumplía permanentemente con los compromisos oficiales de la Casa Real.

Lady Di, no se limitó a esos compromisos sino que sabiendo la importancia de su imagen pública, se dedicó, especialmente después de su divorcio en 1996,  a apoyar a los sectores más marginados de la sociedad y a diferentes organismos humanitarios en diversos países.
¿Felices para siempre? Supimos que no. Que su vida fue poco a poco convirtiéndose en una dolorosa experiencia de soledad y tristeza que la llevaron incluso a convertirse en bulímica. Su príncipe no la amó y continuaba viéndose a escondidas con su antigua amiga y actual esposa, Camila Parker. Se dice que ella también llegó a tener una relación sentimental, todo lo cual llevó al fracaso matrimonial. Pero como bien lo referimos en el artículo de este blog, “La más hermosa del Reino”, Diana se levantó y más hermosa que nunca, más madura y aplomada, asumió las riendas de su vida y retomó las labores de acción social y de apoyo a los más necesitados.

Lo demás lo conocemos: Diana se dio el permiso de ser feliz al lado del hombre que le brindó amor, apoyo y lealtad, Dody Al Fayed y el 31 de agosto de 1997, murió trágicamente junto a él, víctimas de la persecución irracional de unos papparazzi. 

El mundo sonrió con Diana cuando protagonizó su boda de cuentos de hadas. El mundo la acompañó en cada rincón de la Tierra con sus alegrías y tristezas, como a un ser querido del que tenemos noticias. El mundo lloró a Diana y la volvió a acompañar, esa vez hasta su última morada en una isla en medio del lago conocido como la Ronda Oval, situado dentro del Alten Althorp Park Spencer,  “hogar ancestral de su familia en Inglaterra”. 

La Princesa Diana, Lady Di, ya era conocida por muchos como la Reina de Corazones. Hoy a 15 años de su partida, sabemos que su corona no es de oro ni de piedras preciosas, sino de Luz, como ella misma lo es. Y me despido como siempre hasta la próxima, con un beso, un abrazo y una sonrisa.

Fuentes: personales y www.biografíasyvidas.com

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