DIANA DE GALES:
LA PRINCESA QUE SE CONVIRTIÓ
EN REINA DE CORAZONES
¿Quién no ha
escuchado, visto en películas, o leído los famosos cuentos de hadas donde el
final siempre terminaba con la boda del príncipe y la princesa y la famosa
frase: Y fueron felices para siempre?
Pero la
historia de Diana Spencer, conocida mundialmente como Lady Di, comenzó al
revés: la tercera hija de John Spencer,
octavo conde de Altthorp, y de Frances Ruth Roche, nació el 1 de julio de 1961
en Park House, Sandrigham, Norfolk. Junto a sus hermanos, Sarah, Jane y su
hermano menor Charles, y creció en la residencia familiar donde inició su
educación en manos de institutrices. A la edad de 7 años, tras el divorcio de
sus padres, queda bajo la custodia paterna e ingresa en la escuela de King’s
Lynn. A partir de allí su vida transcurrirá en diversos internados del Reino
Unido culminando sus estudios en Suiza. Posteriormente retorna a su país y se
residencia en Londres, donde trabajaría para varias empresas.
Su cuento, o
mejor dicho, la historia que la lanzaría a la mira del mundo comienza en 1977,
cuando conoce al príncipe Carlos, heredero del trono británico. Dos años
después entablaron su noviazgo, y el 24 de febrero de 1981 se anunció al mundo
el compromiso oficial de Lady Diana Spencer y el Príncipe Carlos de Gales. A
partir de ese momento, Diana se estableció en la residencia de la Reina Madre,
y el 29 de julio de ese mismo año, protagonizó la boda más famosa de su época, transmitida
por televisión a más de setecientos millones de espectadores.
Quienes
presenciamos la boda a través de las pantallas de nuestros televisores, nos
emocionamos profundamente. Ver a Diana vestida de novia, con aquella larguísima
cola, y luego en el carruaje al lado de su “príncipe azul”, era revivir los cuentos de la niñez con la
expectativa de la frase famosa “y vivieron felices para siempre”.
Ya desde el
inicio del noviazgo, la prensa mundial nos dejaba ver fotos de la joven Diana
en el preescolar donde trabajaba, entre ellas, una gráfica no muy a tono con la
realeza, como lo fue aquella donde la tela de su vestido dejaba ver la silueta
de sus piernas. ¿Y quién no disfrutaba de cada anécdota, personal o familiar,
cada momento oficial, su estilo, elegancia y corte de cabello? Diana se nos
hizo familiar, cotidiana y querida en el mundo entero. Nos recordaba de alguna
manera a Cenicienta, sobre todo cuando se colaban informaciones del Palacio de Buckingham, sobre algunos desacuerdos
de la Reina por la forma de ser de Diana, quien siempre quiso llevar la vida
normal de una familia londinense, junto a su esposo Carlos y a sus dos hijos
Guillermo y Enrique, aún cuando cumplía permanentemente con los compromisos
oficiales de la Casa Real.
Lady Di, no se
limitó a esos compromisos sino que sabiendo la importancia de su imagen
pública, se dedicó, especialmente después de su divorcio en 1996, a apoyar a los sectores más marginados de la
sociedad y a diferentes organismos humanitarios en diversos países.
¿Felices para
siempre? Supimos que no. Que su vida fue poco a poco convirtiéndose en una
dolorosa experiencia de soledad y tristeza que la llevaron incluso a convertirse
en bulímica. Su príncipe no la amó y continuaba viéndose a escondidas con su
antigua amiga y actual esposa, Camila Parker. Se dice que ella también llegó a
tener una relación sentimental, todo lo cual llevó al fracaso matrimonial. Pero
como bien lo referimos en el artículo de este blog, “La más hermosa del Reino”,
Diana se levantó y más hermosa que nunca, más madura y aplomada, asumió las
riendas de su vida y retomó las labores de acción social y de apoyo a los más
necesitados.
Lo demás lo
conocemos: Diana se dio el permiso de ser feliz al lado del hombre que le
brindó amor, apoyo y lealtad, Dody Al Fayed y el 31 de agosto de 1997, murió
trágicamente junto a él, víctimas de la persecución irracional de unos
papparazzi.
El mundo
sonrió con Diana cuando protagonizó su boda de cuentos de hadas. El mundo la acompañó en cada rincón de la Tierra
con sus alegrías y tristezas, como a un ser querido del que tenemos noticias.
El mundo lloró a Diana y la volvió a acompañar, esa vez hasta su última morada
en una isla en medio del lago conocido como la Ronda Oval, situado dentro del
Alten Althorp Park Spencer, “hogar
ancestral de su familia en Inglaterra”.
La Princesa
Diana, Lady Di, ya era conocida por muchos como la Reina de Corazones. Hoy a 15
años de su partida, sabemos que su corona no es de oro ni de piedras preciosas,
sino de Luz, como ella misma lo es. Y me despido como siempre hasta la próxima,
con un beso, un abrazo y una sonrisa.
Fuentes:
personales y www.biografíasyvidas.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario