Hace unos meses, conversando con una amiga que vive sola, ella me decía que era tanto el vacío que sentía, que muchas veces los domingos salía con el carro hasta un centro comercial para comprar el periódico. Posteriormente, otra amiga me dijo que hacía lo mismo, y yo me quedé pensando en lo terrible de la soledad.
Estar sola es una condición que generalmente no buscamos ni deseamos. Por diversos motivos, una mujer puede estar o quedarse sola, ya sea por un divorcio o separación, por la muerte del compañero, o porque ese hombre deseado nunca llegó. Sin embargo, la soledad no debe envolvernos de tal manera que terminemos en una fuerte depresión. Ante todo busquemos a Dios, Su Amor, Su Presencia en nuestras vidas es un cobijo dulce y profundo: el ir a nuestra iglesia, el refugiarnos en la oración, son formas de salir adelante, y, si es posible, pertenecer a algún ministerio o voluntariado donde podamos compartir con otras personas el gozo de servir.
Pero si no estamos muy conectadas con lo espiritual o religioso, es muy recomendable realizar una actividad grupal, ya sea de índole artística o deportiva, como un coro, clases de danza (actualmente hay muchas oportunidades de danza árabe, bailoterapia, salsa casino, etc.), yoga, taichí, natación y otras a las cuales tengamos que asistir frecuentemente y donde con seguridad conseguiremos personas afines para compartir, no necesariamente una pareja.
Quedarnos en la soledad no es lo mejor. Cuando conseguimos grupos que armonizan con nuestra forma de ser o de pensar, el amor fraternal nos llena de otras maneras que nos ayudan a retornar a la alegría y al compartir. Sí, compartir es la clave: invitar a los amigos a la casa, cocinar juntos, escuchar música, bailar, meditar, hacer círculos de lectura, de oración o de películas (¡qué bueno que existen los DVD y los blue ray!), darnos cuenta que no somos una isla, que podemos hacer tantas cosas, incluso individualmente si no somos muy extrovertidas, como la jardinería, repostería u otro tipo de cocina creativa, lecturas, películas y sobre todo, atrevernos a ir a algún espectáculo sin compañía como el cine, el teatro o eventos de música y danza; lo importante es la actitud, no porque vivas sola estás necesariamente sola y vuelvo al primer consejo: busquemos a Dios, como lo dijo Jesús: “Busca primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás te será añadido” (Mt. 6:33), sentiremos que Él siempre está ahí verdaderamente, en las buenas y en las malas.
Un beso, un abrazo y una sonrisa.